Precaución frente a niebla densa

La niebla varía de composición de acuerdo con la temperatura del aire. Cuando la temperatura está por encima de 0ºC, la niebla estará formada por diminutas gotas de agua en suspensión, en tanto que si la temperatura es inferior a 0ºC la niebla será una suspensión de diminutos cristales de hielo y pequeñas gotas de agua superfrías, o sólo cristales de hielo.

  Para que se produzca niebla es necesario que el vapor de agua contenido en el aire pase al estado líquido mediante el proceso físico denominado condensación. Para que esto ocurra deben existir en el aire partículas ávidas de agua (higroscópicas) en forma de diminutos cristales de sal, polvo u otros productos de combustión (núcleos de condensación)

 Existe una relación entre la humedad relativa y la visibilidad horizontal; normalmente con suficientes núcleos de condensación se observa que la visibilidad se reduce cuando la humedad relativa excede el valor de 70% y los menores valores se observan cuando la humedad alcanza el 100%

Tipos:

– De evaporación: Se producen cuando se evapora agua en el aire frío. Este cambio de estado del agua puede ocurrir de dos maneras: 1) Cuando una corriente de aire frío y relativamente seco fluye o permanece en reposo sobre una superficie de agua de mayor temperatura. Es común en las zonas polares, y sobre los lagos y lagunas en invierno. 2) Cuando llueve, si el agua que cae tiene mayor temperatura que el aire del entorno, las gotas de lluvia se evaporan y el aire tiende a saturarse. Estas se forman dentro del aire frío de los frentes de lento movimiento como los estacionarios, calientes o los frentes fríos lentos. Son espesas y persistentes.

– Por enfriamiento: Se generan mediante la disminución que experimenta la capacidad del aire para retener vapor de agua cuando disminuye la temperatura. Existe una relación entre la cantidad de vapor de agua que contiene un volumen de aire y la que contendría si estuviese saturado, esta relación se ha definido como humedad relativa. La humedad relativa será del 100% cuando el aire se halla saturado, esto es, cuando para una temperatura dada no puede admitir más vapor de agua sin condensar. Las nieblas producidas por este mecanismo se clasifican a su vez por su origen en: 1) Nieblas de radiación y 2) Nieblas de advección 3) Nieblas orográficas.

– Orográficas: Se generan dentro de las corrientes de aire que ascienden sobre las laderas montañosas o elevaciones del terreno. Esto se debe a que cuando el aire asciende, se expande y se enfría. Este enfriamiento, lleva aparejado un aumento de la humedad relativa pudiendo alcanzarse la saturación. Es condición que la humedad relativa inicial sea elevada y que el viento sea persistente y no muy intenso.

A la hora de coger el volante…

La niebla es considerada uno de los factores climáticos más riesgosos para la conducción, puesto que reduce drásticamente la visibilidad y demanda al conductor una atención extrema, y un dominio de la situación que requiere experiencia y pericia.
Las recomendaciones más importantes para conducir en niebla son:
  • Luces bajas encendidas y luces antiniebla. No usar luces altas: puede ser contraproducente dado que las partículas de agua suspendidas generarán retrorreflexión, encandilando al conductor de esta manera.
  • Reducir la velocidad al ingresar a un banco de niebla, si bien no de un modo brusco. Hacerlo paulatinamente mientras se aumenta la distancia con el vehículo que marcha por delante.
  • No encender las balizas; sólo se debe hacer uso de ellas en caso de que el vehículo se detenga en la banquina. Un automóvil con balizas en la ruta significa “detenido”, y esto puede resultar en accidentes para conductores que realicen esta lectura.
  • Será imprescindible detenerse sólo si se dispone de una zona segura. Las dos “v” invertidas indicarán una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora. La “v” simple, una máxima de 40 kilómetros por hora.

Fuente: Blog de la Autoescuela, Wayback machine, Foto

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